miércoles, 2 de junio de 2010

Robin Hood de Ridley Scott.



No, no me he equivocado al colocar la foto, es un homenaje al Robín Hood más burlón, pícaro y divertido que se ha llevado a la gran pantalla, eso sí, siempre en mi más humilde opinión.


Hoy he estado viendo la última apuesta de Ridley Scott con mis hijos en el cine y la verdad es que todavía no se bien que pensar.
Como sólo conozco la leyenda de Robín Hood a través de las películas, no sé si realmente está versión está sacada de alguna versión apócrifa o es el trabajo de las mentes de los guionistas.
Siempre que veo una película parto de una simple premisa; que me entretenga y no me aburra. La verdad es que como no me esperaba semejante argumento, la película me ha entretenido, aunque como las últimas películas que he visto, ejemplo Furia de Titanes, me deja un amargo regusto ya que me da la sensación de que me han entretenido más los efectos especiales y las escenas de acción que no el argumento en sí, y no me apetece nada volver a verlas.
Está película no se parece ni por asomo a ninguna de las anteriores, no solo por el argumento sino también por el intento de rizar el rizo simulando un desembarco francés en Albión, uno que es rechazado, no como aquel del temerario duque de Normandía 133 años antes.
El eje del enfrentamiento y razón de ser de Robín Hood en esta versión no se trata del enfrentamiento entre sajones y normandos, a estos últimos ni se les nombra por su nombre en la película, sino de la fundación de una gran nación amenazada por un invasor extranjero.
Ni de la opción legitimista que propugna el retorno Ricardo Corazón de León y el fin del mal gobierno de su pusilánime hermano Juan Sin Tierra. En esta película Robín Hood a través de su padre es el heredero de las aspiraciones de los nobles ingleses, muy bien maquilladas en la película para hacerlas extensibles hasta para el vasallo más humilde de tan gran país, que no reino algo que no hay que olvidar en esta revisión, y que se acabaría plasmandose en la realidad con la Carta Magna.

“Modo sarcástico On”
Así que de un plumazo Robín Hood, no solo se destaco por su afición de robar a los ricos sino también por mantener viva la llama de la esperanza y libertad de todo el pueblo inglés que ya hace ocho siglos gracias a la Carta Magna, dejo de ser un reino regido por la arbitrariedad y el despotismo para convertirse en la utopía que tres siglos y pico después nos describió Tomas Moro.
“Modo sarcástico Off”.

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